Por Jorge Manuel Zelaya Fajardo
www.jorgemanuelzelaya.com
Julio 2, 2021
"Pon tu mano sobre una estufa caliente por un
minuto y parece una hora. Siéntate con una chica bonita durante una hora y
parece un minuto."
-- Albert Einstein
Hoy es viernes 2
de julio de 2021. Matemáticamente hoy a las 12 del mediodía es la mitad del año
2021. Los números no mienten: el calendario gregoriano que usamos hoy en día consiste
en 365 días para el año 2021. La mitad de 365 es 182.5 por lo que al haber sido
ayer el día 182, fácilmente vemos que al mediodía del día de hoy, llegamos a la
mitad del año.
Si profundizamos
un poco más en este tema, descubriremos que todavía restan 4,380 horas, es
decir 262,800 minutos o mejor dicho 15,768,000 segundos para llegar al último día
del año en curso. Sin embargo, estas estimaciones numéricas son en extremo
marginales comparadas con valores de tiempo como el nacimiento de nuestro planeta tierra (ocurrido
aproximadamente hace 4,500 millones de años) y la probable extinción del
sol en nuestro sistema solar (proyectado por científicos para dentro de
5,000 millones de años.) Sin embargo,
aunque parezca lo contrario, estas breves líneas no fueron escritas para
ejercitar nuestra acuciosidad aritmética. Han sido escritas para hacer un alto
en el viaje y reflexionar un poco.
Desde que la
pandemia del virus Sars CoV-2 (que produce la enfermedad del Covid19) cubrió nuestro
planeta en 2020, el normal desenvolvimiento de nuestra vida se vió alterado de
alguna manera o forma. Desde sufrir la enfermedad en carne propia hasta el
fallecimiento de un ser querido, amigo o conocido. Desde la pérdida de trabajo
hasta la reducción de los ingresos de un emprendimiento. Desde la interrupción de
la forma de trabajar hasta las maneras de divertirnos. Desde la contracción de
la economía hasta la alteración de la
cadena de suministros. Todos hemos sido afectados de mayor o menor manera,
directa o indirectamente. Lo anterior es precisamente la razón de estas líneas.
La mitad (exacta) del año es un buen momento para hacer un alto y
reflexionar. No es nuestra intención hacer una reflexión filosofico-existencial profunda.
Me atrevo a proponer una reflexión mas bien breve, real y con aplicación práctica.
Tres aspectos cruzan mi mente.
El primer aspecto
podría ser valorar la vida que tenemos contrayendo matrimonio
con el momento presente con el firme propósito de no serle infiel. El pasado y
presente nos pueden conducir a estados de angustia y ansiedad (que por definición
psicológico-afectiva no son lo mismo) que puedan nublar nuestro juicio y reducir
nuestra felicidad.
El segundo
aspecto podría ser evaluar objetivamente como vamos avanzando en comparación a
las metas que nos pusimos al inicio de año. Si usted no se puso metas al inicio de
2021, hoy es un momento extraordinariamente propicio para hacerlo. Hoy mismo,
no mañana. Ese tipo de evaluaciones tienden
a ser difíciles por el costo emocional alto de sentirse uno frustrado por lo no
logrado; sin embargo una visión fresca del tema es verlo como un proceso de ingeniería
que tiene secuencias de actividades que pueden siempre mejorarse sin autoflagelarse
por los errores cometidos.
El tercer aspecto podría ser hacer una lista de las nuevas cosas que podríamos aprender en esta segunda parte del año. Nuevas destrezas, proyectos, gente que conocer, colores que pintar o recetas que cocinar.
Todos tenemos una
fecha de caducidad. Es inevitable e innegable. Sin embargo tener un propósito
de vida (Dharma en lenguaje sánscrito) enfocado en poner nuestros
talentos y destrezas al servicio de los demás en cualquier actividad que
hagamos ayuda, mucho a hacer el viaje más
placentero y útil.
El hecho de que el
tiempo pase rápido o lento históricamente ha sido un debate de la física y la biología,
desde Albert Einstein hasta Adrián Bejan. También ha sido un tema de perspectiva,
atención e interés. Lo que no queda duda, es que para todos nosotros el tiempo
tiene un elemento de percepción individual de la realidad. La pelota, está en
nuestra cancha.
Me gustaría cerrar
con una de las anécdotas más simpáticas y edificantes que me han pasado en mi vida
respecto al uso del tiempo. Cuando cumplٕí mis 40 años de edad,me inquietaba
sobremanera que había llegado a esa edad
en la que sentía que muchas metas no se habían logrado aún y que el tiempo transcurria
con una celeridad implacable. Un tanto preocupado le pedí a mi tio Raul ( a sus
90 años de edad conservaba como siempre:
un hombre simpático, sin prisas y reflexivo) que me diera un consejo mágico, extraordinario y de acción
inmediata para mi problema. Mi tío se acercó a mí, me vió directamente a los ojos y me dijo: -¿Cuantos
años estas cumpliendo?- A lo que yo
contesté con aflicción: ¡¡40 años tío.. y siento que no he logrado muchas
cosas en mi vida …. desde que cumplí los 30 años hasta hoy siento que el tiempo
va volando sin parar!! Mi tío hizo
una pausa. Me quedó viendo con su acostumbrada tranquilidad y me aseveró con
sabiduría: “Si cuarenta años estas cumpliendo y piensas que se ha ido rápido…..no
te preocupes… de aquí en adelante se te van a ir los años ¡¡MUCHO MAS RAPIDO!! concéntrate en hacer bien las cosas en el
presente.
Hoy es la mitad exacta del año. Hagamos de la segunda mitad, algo especial. ¿Qué dice usted?
Este escrito me cayó hoy como anillo al dedo, gracias por compartir reflexiones tan bonitas y que tanto nos ayudan a hacer introspección y mejorar como personas y profesionales.
ReplyDeleteBonita reflexión, ni siquiera estaba prestando atención a si hoy estábamos pasando por la mitad del año.
ReplyDeleteMe encanta. Súper oportuno y sobre todo dando Gracias a Dios por haber logrado llegar hasta aquí.
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