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EL LIDERAZGO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

 



 

Por Jorge Manuel Zelaya Fajardo

www.jorgemanuelzelaya.com

Octubre 7, 2020

 
 
 

 “Empieza por hacer lo que sea necesario; luego haz lo que sea posible y de repente estarás haciendo lo imposible.”

--  San Francisco de Asís   

 

Escribir estas líneas es enfrentar un majestuoso reto.  Estas líneas no son una biografía ni un escrito religioso. Son un análisis contemporáneo, desde el punto de vista humano, de un liderazgo transformativo como pocos:  El liderazgo de San Francisco de Asís. 

San Francesco d’ Assisi nació en 1182 bajo el nombre de Giovanni di Pietro Bernardone  para llegar a convertirse en una de las figuras más prominentes de la espiritualidad cristiana de todos los tiempos. Las enseñanzas de su vida se mantienen con fresca relevancia y vitalidad   más de 700 años después de su muerte. Tal vez, hoy día, más que nunca.

La vida de San Francisco de Asis es sencillamente una historia extraordinaria de inicio a fin. Está repleta de contrastes, luchas internas ( y externas), un impresionantes trabajo en si mismo, una renuncia a lo superficial y un abrazo a lo fundamental. Un amor incondicional a la naturaleza y a los seres vivos.  un revolucionario cuya arma fue el amor puro y su campo de batalla su propia vida. Su vida terrenal digna de conocer, su legado digno de imitar.

 

Nacido en el seno de una familia burguesa que comerciaba con telas, Francisco era un joven despreocupado, líder de las andanzas de amigos donde el despilfarro era un actuar cotidiano cuando no estudiaba latín. Sin embargo, todo cambia cuando la ciudad de Assisi, en la parte oeste de Italia, entra en guerra con Perugia y el joven Francisco enferma en cautiverio en el campo de batalla. El estar recluido por malaria lo lleva a entablar sus primeras conversaciones consigo mismo.

Al regreso de batalla, en el pequeño templo de San Damián, Francisco escucha una voz al mirar la imagen de Jesús Crucificado. “ Ve y repara mi Iglesia, Ya lo vés está hecha una ruina.”  En ese momento y con una determinación sin paralelo, corre a su casa, toma rollos de tela del almacén de su padre, los vende y entrega el dinero al sacerdote para la restauración del templo. Nadie imaginaba lo que estaba a punto de suceder. Su padre en extremo molesto por lo sucedido confrontó a su hijo y al obispo públicamente. Francisco, en un acto sin precedentes, regresó lo tomado de su padre y frente a todos públicamente entregó no solo lo tomado, sino todas sus vestimentas en señal de que renunciaba por completo a lo terrenal y dedicaría su vida a lo espiritual. Ese día comenzaría una nueva historia a escribirse. Francisco demuestra una determinación férrea e inclaudicable. Un enfoque sin tregua por abrazar la pobreza y rechazar lo superfluo.

La claridad de su misión era indudable, al punto que sin nunca haber sido ordenado sacerdote y con los pies descalzos pide una cita al papa Inocencio III para lograr autorización para crear su orden.  Entre el rechazo y desdén de muchos cardenales cercanos al papa, éste le concede la autorización solicitada. Su trabajo por predicar lo lleva a crecer en número de seguidores creando lo que actualmente se conoce como la orden franciscana, dentro de la cual se incorporaría San Antonio de Padua, y Santa Clara, quien fundaría la orden de las Clarisas. Con el tiempo sus enseñanzas se predicaron por Italia, Francia y España y en medio de las Cruzadas (guerras religiosas en plena edad media) buscó convertir  a Siria y Marruecos donde inclusive se reunió con el Sultán Al Kamil. A su regreso trabaja incansablemente, pero decide dedicarse a la vida contemplativa donde en septiembre de 1224, tras un largo periodo de ayuno y oración, en un peñasco junto a los ríos Tíber y Arno, Francisco recibe los estigmas ( las heridas de Cristo en su propio cuerpo), las cuales él siempre trató de ocultar por sentirse indigno de tenerlas.

 Su sufrimiento al final de su vida, producto de sus enfermedades, no afectó su profundo amor a Dios, componiendo un año antes de su muerte el maravilloso poema Cántico a las criaturas o Cántico del hermano sol.  Francisco muere el 3 de octubre de 1226 a la edad de 44 años. Es canonizado el 16 de julio de 1228. 

 

En lo personal, me parece que la vida y legado de San Francisco de Asís, nos enseña muchas cosas de utilidad en muchas áreas de cada una de nuestras propias vidas. Me atreveré a citar solo tres de ellas: 

 

Primero: El Liderazgo de uno mismo. San Francisco tuvo que encontrarse a si mismo primero, antes que cualquier otra acción. Ese fue el inicio, pero también su camino diario. Busco trabajar en sus fortalezas y debilidades antes de atreverse a hacerlo con alguien más. Nunca buscó protagonismo ni seguidores fanáticos. De hecho tuvo varias crisis con la Iglesia de su tiempo y con los propios miembros de su orden.

 

Segundo: Una misión más grande que él. Su determinación por tener la revolución del amor puro y  abrazar el desapego, le generó  problemas siempre. Pero su motivación intrínseca era impresionantemente alta. Nunca dejó que las circunstancias a su alrededor modificaran su visión y misión.  Cuidar y abrazar a los leprosos era más importante que el hecho de contagiarse de la enfermedad o gozar del desprecio de la gente por hacerlo.

 

Tercero: La preciosa paradoja de San Francisco de Asís. En lo personal pienso que tener por un lado extraordinaria humildad, simplicidad, benevolencia, misericordia y generosidad le permitía compensar una feroz disciplina por la mejora profunda de un mismo, de las virtudes, de la moral y de los buenos hábitos que nos llevan a  un mundo mejor.

 

 

El legado de San Francisco de Asis es tan importante en la actualidad, que el cardenal Jorge Bergoglio ( primer papa jesuita del hemisferio sur, toma el nombre de FRANCISCO en su honor, al ser elegido papa el 13 de marzo de 2013.)  Las palabras del Papa Francisco parecen resumirlo todo: “la finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma”

 

Es difícil escribir unas líneas separando lo espiritual y lo humano en la persona de San Francisco de Asís; pero por otro lado no es nada difícil darse cuenta, después de estudiar su vida, de la claridad de su misión, aplicación de sus enseñanzas   a la vida de  cualquier persona y  sobre todo vigencia a pesar del paso de los tiempos.

 

  

Comments

  1. Maravillosa reflexión!! Gracias Ing. Zelaya

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  2. Algunos comprenden su misión en la vida, y otros simplemente no la tienen.

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  3. Francisco de Asís, con su profunda humildad y desprendimiento, nos enseñó que el verdadero liderazgo no busca seguidores ni fanáticos. Para él, lo esencial no era acumular poder o influencia, sino vivir en coherencia con sus valores de sencillez y servicio. Su legado nos recuerda que la auténtica guía surge del ejemplo, de actuar con el corazón desinteresado, y que el impacto más duradero proviene de inspirar a otros a encontrar su propio camino, no de imponer el nuestro.

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