Por Jorge
Manuel Zelaya Fajardo
www.jorgemanuelzelaya.com
Abril 21, 2019
En lo personal como
creyente, me tomó varios años internalizar por completo que la Pascua
de la Resurrección es más importante que la Pascua de Navidad. La
Pascua de la Resurrección es el centro de la fe cristiana. Representa el
triunfo de la vida sobre la muerte, es la manifestación última de la fe en
Cristo Jesús. Sin embargo, esta tremenda fiesta de conmemoración de que Jesús venció
a la muerte, no puede quedar como una celebración casual o como acontecimiento anual
de calendario. Jesús
ha resucitado por una razón. La razón de la vida sobre la muerte, es decir, por
una razón de esperanza de vida eterna.
En lo personal, me
parece que una buena manera de “operacionalizar” ( léase
aplicar de manera práctica , real, concreta y directa tan magnánimo
acontecimiento en nuestra bastante imperfecta y mundana vida diaria) la resurrección de Jesús podría ser de tres maneras: 1) Entender como Jesús llegó a este
momento. 2) Lo que significa su resurrección y 3) Dónde puedo encontrar a Jesús
resucitado.
Primero, Jesús llega hasta este momento después de una corta vida terrenal
con nosotros, que no fue más que una extraordinaria catedra o lección de humildad y liderazgo, de verdad y justicia,
de amor y paz, de servicio y esperanza. Jesús es el mejor ejemplo de la historia
de lo opuesto al concepto disonancia cognitiva (decir una cosa y hacer
otra). Jesús es la congruencia hecha hombre. Todo el proceso previo a
su muerte desde antes sus primeros años de vida hasta cuaresma y la semana
santa, domingo de ramos, última cena, su captura, juicio y condena, terminando
con el tremendo sufrimiento y calvario hasta expirar en la cruz , es un
cuidadoso mapa donde la historia demuestra a un hombre enfrentando su destino
para redimirnos de nuestros pecados.
Segundo, su resurrección es el momento máximo de expresión de la fe de
todos los que creemos en él y en la vida después de la muerte. Pero la
resurrección significa también, nacer de nuevo de nuestros errores y desaciertos,
vencer nuestros vicios y faltas, corregir lo malo y luchar con fuerza para
renovarnos, encender la esperanza en un mundo que a menudo hoy día , parece extinguirla.
Tercero, Jesús resucitado se le apareció a María Magdalena y después a los apóstoles, pero lo más importante es que
se aparece a partir de hoy en cada uno de nosotros, en todos los pobres que
sufren a nuestro alrededor, en los presos y enfermos, en los que nos piden
ayuda, en las víctimas de la opresión y la guerra, en los niños con hambre de
alimento, educación y amor. en los que están tristes con lágrimas de los ojos y
del corazón. Hoy, Domingo de Pascua de resurrección no busquemos a Jesús en el
sepulcro, busquémoslo en cada ser humano en la tierra que necesita de nuestro amor,
servicio, compasión, misericordia y perdón. Encontremoslo en el prójimo sufrido
al que podemos ayudar.
No puedo terminar
estas líneas sin compartir algo especial que me sucedió esta semana santa, que
termina hoy. Cuando me acerqué a un sacerdote a pedirle consejo, me dijo al oído
de manera muy simple, breve y directa: ¨Lo que usted necesita es orar. Pídale a
Dios, mediante la oración, que le ayude cuando usted no pueda solo. ¨
No estamos
solos. ¡Jesús ha
resucitado!
Feliz Páscoa amigo. Estupendo texto. 🙌🏼
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