Por Jorge Manuel Zelaya Fajardo
Enero
30, 2018
“Sobre
todas las cosas, sé la heroína de tu vida, no la víctima.”
- Nora
Ephron
Hace unos días se conmemoró en Honduras el día de la mujer. La fecha corresponde al aniversario de la aprobación, el 25 de Enero de 1955 por parte del gobierno del Presidente Julio Lozano Díaz, del derecho al sufragio femenino. Sin embargo en mi opinión la celebración tiende a volverse un tanto glamorosa, social y poco reflexiva.
El día de la mujer, en mi
opinión, debe ser un día para celebrar a la mujer como ser humano creador y
transformador en su integridad completa. Para comprender su responsabilidad
única donde se desempeñe. Momento oportuno quizá para pedirle disculpas por ciertas conductas machistas que
no solo han limitado su verdadero
crecimiento y auge, sino inclusive llevado a generar violencia y abuso,
inequidad y subestima.
Creo que mi profundo respeto a
la mujer en nuestra sociedad ( en cualquier arena en la que se encuentre activa) proviene de la influencia
de mi madre. Una mujer nacida en un pueblo pequeño del departamento de Santa
Bárbara , que tenía una combinación única de belleza y talento, de amor y compostura.
Antes de los 20 años ( finales de los años 40 , principio de los años 50 del siglo
pasado) ya tenía su título de bachiller obtenido en una escuela de monjas
en los Estados Unidos ( donde aprendió el inglés como segunda lengua) ,
hasta convertirse en una ejecutiva de banca a mediados de los 60s. Sin embargo aprendí
mucho de ella en sus cotidianas
actividades de gerente general de nuestro hogar como guía de mi formación integral.
Sin embargo los
tiempos han cambiado, aunque lo que necesitamos realmente es evolucionar , no sólo ejercitar el cambio per sé .
Aunque es innegable que la participación
de la mujer en nuestra sociedad ha mejorado a través de la última década, nos
quedamos cortos. Hoy día los números no mienten: 52% de la población de Honduras es femenina
con una expectativa de vida de 77 años.
Sólo 20% de los alcaldes y 30% de los diputados son mujeres en Honduras.
Adicionalmente el 55% de migrantes a Estados Unidos son mujeres. Adicionalmente
de manera personal recuerdo que cuando impartí mi primera clase de maestría
hace casi 20 años ya, el porcentaje de alumnas sentadas en mi clase era del
20%. Hoy día tengo clases donde llega hasta el 70% , nunca bajando del 40%.
Por lo
anterior me atrevo a aseverar que la mujer hondureña debe redefinir su liderazgo.
En primer lugar debe hacer suyo el pensamiento
de que “ liderazgo se define por resultados y no por atributos” como brillantemente lo expresaría Peter Drucker ( el padre del management
contemporáneo). De ahí que el liderazgo más representativo de Honduras no
corresponde a un político, ni a un hombre de negocios, a un religioso o a un
académico, sino a la madre soltera hondureña, quien es una líder nata,
sobrellevando un innumerable cantidad de
obstáculos, vicisitudes y problemas para
hacer de su visión maternal , una realidad.
Celebrar el día de la mujer
regalando una rosa, entregando una tarjeta o con una invitación a cenar está
bien, pero la verdadera celebración debe darse los otros 364 días del año.
Aprendiendo como sociedad a escuchar, comprender, respetar y valorar el
intelecto y opinión de la mujer, por diferentes que nos parezcan. A
descubrir que hay mujeres lideres en Honduras que no salen en las portadas de
las revistas, ni ostentan puestos gerenciales, pero que de manera silenciosa esculpen el futuro del
país día con día.
El día de la mujer es un
buen día para que ella se de cuenta de que debe, de manera individual , aumentar su autoestima, incrementar y
enfocarse en su motivación interior y
encontrar su Dharma ( término en
sánscrito para misión personal de vida). Es el momento para que la mujer hondureña,
redefina su liderazgo donde le toca. Sin
excusas ni pesares. Buscando romper barreras del entorno y del interior de su
mente y corazón. Tarea nada fácil….pero suficientemente retante para
enfrentarla en un país como el nuestro.
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