En la madrugada
de hoy, una lágrima se ha escapado. Una lágrima con una composición química muy particular: 50% de
ella compuesta por el dolor de las metas
no logradas hasta aquí, 50% de ella compuesta por las bendiciones recibidas. Dicha
lágrima me ha recordado ser agradecido y no ser orgulloso. Ser
orgulloso es un espejismo, porque el mérito en realidad, nunca puede ser atribuido
a uno mismo.
Mi meta es
vivir 101 años ( sin broma) . Tengo un plan para ello. Pero la claridad
diáfana, profunda e indiscutible de la vida apunta a que eso no depende tanto de mí, aún con mi mejor esfuerzo. De
hecho, puedo partir mañana, pasado mañana o dentro de 15 años, aún con mi plan de 101. Creo que lo que debo
hacer es hacer uso de único 101 del cual tengo control. Y ese es el 101% de
esfuerzo, de entusiasmo, de pasión, de energía por lo que voy a hacer. De ese
101 si tengo bastante control.
Por otro lado
hoy he descubierto que soy matemáticamente millonario, es más, realmente
billonario. Habiendo nacido en 1968, hoy cumplo 56 años qué representan 29
millones 434 mil minutos, mejor dicho1.766
billones de segundos. Sin embargo al colocar ese valor en mi hoja de excel, he descubierto que los números más importantes
son otros: el número de veces que Dios padre me ha perdonado mis faltas con
si infinita misericordia, los años que disfruté a mis padres, los besos de mi
esposa, la sonrisas de mis hijos, los sueños escritos en mi cuaderno, los niños beneficiados en voluntariado,
los alumnos que han recibido mis clases y muy especialmente la cantidad de amigos que
he encontrado durante todo este viaje.
En resumen, hoy
he descubierto al amanecer, que es un
buen dia para contar las bendiciones y
ser agradecido.
Jorge
Manuel Zelaya Fajardo
6
de septiembre de 2024
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