EN 2022: NO HAGA RESOLUCIONES DE AÑO NUEVO

 

 

    Foto por Isabela Kronemberger en Unsplash.com

Por Jorge Manuel Zelaya Fajardo

Enero 5, 2022

 

 

Antes de compartir estas breves líneas, quiero confesar que este ensayo es una versión actualizada, mejorada y sintetizada del ensayo original escrito en 2018.

 

Usted ha leído bien. El título de este escrito es: NO HAGA RESOLUCIONES DE AÑO NUEVO en este año 2022 que está comenzando. Sin embargo, estas breves líneas no tienen como objetivo desmotivarlo al inicio del año, o validar un estado de zona cómoda en su vida en general en los próximos 365 días. De hecho, el objetivo es todo lo contrario.

 

La clave es entender la diferencia entre RESOLUCIÓN DE AÑO NUEVO y META PARA 2022. El problema con las resoluciones de Año Nuevo es el apellido—no el nombre—de la oración en mención, para describirlo en términos simples. El problema es precisamente cuando las calificamos como resoluciones “de año nuevo”. Las resoluciones del año nuevo, aunque están cargadas de emotividad, ambición y reto, están prácticamente determinadas a fracasar desde su inicio. La evidencia al respecto es abrumadora. Numerosos estudios de la conducta humana concluyen su inefectividad. Entre dichos estudios, destaca el de la Universidad de Scranton (ubicada en el estado de Pennsylvania en Estados Unidos), donde se establece que sólo el 8% de las personas que se proponen “resoluciones de año nuevo” logra alcanzarlas al final de los 12 meses después de ser concebidas.

 

La clave está en no hacer RESOLUCIONES DE AÑO NUEVO, sino METAS DE TODO EL AÑO 2022; es decir… metas de enero… y marzo… y septiembre… y diciembre. Un sistema bien calendarizado de metas de cada mes que sean simples pero retadoras, emocionantes pero fáciles de avanzar en ellas cada día. Las naciones, organizaciones, familias y personas que logran (en buena medida) alcanzar las metas que se proponen durante un año determinado, NUNCA usan el término RESOLUCIONES DE AÑO NUEVO. Utilizan, entre otros, ciertos elementos que describiremos brevemente a continuación:

 

1.     OBJETIVOS vrs. METAS. Aunque hay mucha literatura y escuelas de pensamiento sobre ambos términos, lo más importante parece ser más la aplicación práctica que su acepción conceptual. OBJETIVO es algo más grande… un tanto ideal e inconmesurable (que cuesta medir), mientras que META es algo Medible, Especifico, Tentativo y Asignado a una fecha.

 

2.  UN SISTEMA. Hace algunos años diseñamos para nuestros alumnos y clientes, asimismo, un sistema práctico para evitar caer en la emotividad espontánea de una resolución (de año nuevo, por ejemplo). Dicho sistema se llama el TRÉBOL DE CUATRO HOJAS: Las cuatro hojas son a) Meta, b) Estrategia, c) Ejecución del plan operativo y c) Libreta de calificaciones.

 

3.   MOTIVACIÓN INTRÍNSECA, RITUALES Y RENDICIÓN DE CUENTAS. La motivación de las resoluciones de año nuevo es casi siempre extrínseca (de afuera), por lo que puede debilitarse o apagarse en cualquier momento. La motivación de las metas anuales importantes debe ser intrínseca (de adentro). Esa motivación se alimenta cuidadosamente cada día con un ritual o hábito fácil de mantener, sencillo de aplicar y en crecimiento gradual diario o muy frecuente. La rendición de cuentas debe ser periódica, contra la meta y entendiendo las razones del avance, estancamiento o retraso de la misma.

 

4.   VISIÓN DE CORTO PLAZO vrs. LARGO PLAZO. Debemos aprender a entender la simbiótica relación entre el corto y largo plazo en cuanto a metas se refiere. Lo ideal sería empezar a hacer planificación estratégica de lo que queremos a largo plazo, usando las metas de cada año como peldaños de una escalera que nos lleve a ello.

 

5.     APRENDIZAJE DE MI MAYOR ERROR EN ESTE TEMA. Sin duda, los errores pueden ser grandes maestros si nos permitimos aprender de ellos. Durante mucho tiempo (e inclusive aún en cierta medida) yo buscaba, cada inicio de año, ponerme una enorme cantidad de metas nuevas al mismo tiempo (o seguir acumulando las del año anterior no logradas), dando rienda suelta a una emotividad descontrolada con nula racionalidad. El resultado que obtenía era darme cuenta de que mi ancho de banda no era suficiente para todo lo que quería hacer. Era bastante ineficiente y muy, muy poco eficaz. La verdad es que “pocos vitales, muchos triviales” es muy útil al poner metas de Año Nuevo.

 

En resumen, NO HACER RESOLUCIONES DE AÑO NUEVO no quiere decir que nos estanquemos o no nos retemos en este nuevo libro de 12 capítulos y 365 páginas que está comenzando, en el cual estamos por escribir; mucho menos que este año sea una copia (en PDF, fotografía o fotocopia) del año anterior. TODO LO CONTRARIO… es momento de empezar a correr esa maratón de 42K, desde el primer kilómetro, hasta llegar a la meta final, el próximo 31 de diciembre al mediodía, como aconsejaba Peter Drucker (1909-2005), ilustre padre del management contemporáneo. Drucker sugería que, cada mediodía del 31 de diciembre, todos revisáramos los resultados obtenidos versus las metas que habíamos propuesto el 1 de enero de ese mismo año (siguiendo el ejemplo de grandes de la historia como Leonardo Da Vinci, Benjamín Franklin y Mozart entre otros).

 

Es importante recordar que el año nuevo no sabe que es nuevo. Si nosotros no cambiamos nuestra actitud y comportamiento, él nos tratará de igual manera que el año anterior. Si no capitalizamos el aprendizaje de los errores cometidos, corremos el riesgo de que nos trate igual o inclusive peor que el año anterior.

 

Una manera saludable de estructurar nuestras metas para este 2022 podría ser considerarlas de manera no unidimensional, sino más bien integral (cubriendo las 5 áreas de salud: FÍSICA, MENTAL, EMOCIONAL, ESPIRITUAL Y FINANCIERA).

 

Los primeros días de un nuevo año son terreno fértil para pensar en cómo convertir los sueños que tenemos en metas, y dichas metas en resultados. La pelota está en nuestra cancha. Es momento de rodar el balón.