Por
Jorge Manuel Zelaya Fajardo
www.jorgemanuelzelaya.com
Enero
29, 2020
Clayton
Magleby Christensen fúe un distinguido académico y consultor norteamericano que
falleció hace una semana a la edad de 67
años por complicaciones de cáncer. Nunca tuve la oportunidad de conocerle
personalmente, lo cual es una verdadera lástima porque creo que hubiera disfrutado enormemente recibir una
clase con él. Sin embargo, lo conocí a través de sus libros y sus conferencias,
de sus entrevistas y de sus escritos. Christensen era ese tipo de intelectual
que tiene todas las cualidades de un buen ser humano. Su diáfana claridad y
superioridad intelectual llegaba al lector con
un sentido humano y real. Sus líneas
siempre eran escritas para servir al estudiante, lector o gerente que las
leyera. Su titularidad como el profesor de la cátedra Kim B. Clark de la Escuela
de Negocios de Harvard fue obtenida debido, entre otras cosas, a una formación
intelectual de primer nivel: Licenciatura
en economía en la Universidad Brigham
Young donde obtuvo el premio summa cum
laude, luego maestría en econometría de la Universidad de Oxford para después lograr
el master en administración de empresas de la Universidad de Harvard con alta
distinción. Fue ahí también donde obtuvo su último título universiario : el doctorado en administración de empresas. Con
su formación académica, uno esperaría una carrera completamente enfocada a la
docencia; sin embargo Christensen era un ser humano por encima del promedio. Segundo de ocho hijos, nació en
el estado de Utah en los Estados Unidos. En su juventud fue voluntario en Corea
donde aprendió el idioma ,el cual hablaba
con extraordinario dominio. Profesionalmente fue
consultor de Boston Consulting Group y Gerente General de su propia empresa ( CPS Technologies) en la década de los ochentas.Luego fundó
varias empresas más entre las que destacan Innosight Ventures and Rose Park Advisors. De
igual manera sirvió como miembro de la
junta directiva de diversas
organizaciones privadas y sin fines de lucro, siendo su participación en la
Iglesia de los Santos de los últimos días, singularmente notable en cuanto a posiciones de liderazgo se refiere.
Clayton
Christensen escribió 10 libros entre los
cuales destacan, en mi opinión, su obra maestra: El Dilema del Innovador (donde
nos explica con base intelectual y pragmática el concepto de Innovación
Disruptiva). He decidido, con
particular énfasis y esmero, no explicar este concepto en estas líneas con el único
objetivo de provocar, en quienes no lo conocen, el ferviente deseo de averiguar
al terminar de leer este ensayo. De igual manera destaca un extraordinario
libro llamado ¿Cómo medirías tu vida? (El cual
me encuentro leyendo en este primer mes del año)
Sin
embargo, he decidido escribir estas líneas por dos razones fundamentales:
La primera para
honrar la memoria de un gigante en su campo de acción (literalmente era un gigante ya
que medía 6 pies 8 pulgadas (2.03 m)).
La segunda para compartir
lo más importante que aprendí de él: La
humildad de un brillante profesional, que sabiendo su talento y capacidad, no
tenía ningún problema en manifestarla abiertamente.
En varias
ocasiones expresó que nunca se hubiera imaginado que Steve Jobs le agradeciera públicamente la
profunda influencia que había tenido en él. Lo mismo con lo sucedido con Andy Grove,
Gerente General de Intel
¨
Nunca me imaginé conocer esta gente, mucho menos ayudarles en sus
emprendimientos. ¨ -- manifestó Christensen
más de una vez.
Ahora
bien, de todo lo aprendido del Profesor Christensen, lo que sobresale de una
manera especial se puede leer entre líneas
en la respuesta a una pregunta hecha por Harvard Business Review hace algunos
años:
¨A
Andy Grove le enseñé no en QUE pensar, sino en COMO pensar para que pudiera
llegar a sus propias conclusiones. Ese suceso me cambió la forma de enseñar.
Aprendí
mucho de Andy Grove. Cuando
enseñamos a nuestros alumnos que deben
tener en consideración datos reales, números, hechos estadísticas y análisis (
del pasado) para tomar decisiones (en el futuro), de alguna manera los estamos
condenando de tomar acción cuando el juego ya terminó. La única
solución para el futuro es TENER UNA BUENA TEORÍA y con el lente de esa teoría, ponerla a
prueba ejecutando acciones para validarla de manera real.¨
Sencillamente
impresionante. Una explicación clara de una realidad innegable. Un consejo
sabio para un futuro incierto. Como casi todo lo grandioso, simple de decir, difícil
de llevar a cabo.
Como catedrático
me declaro culpable de lo que Clayton Christensen puntualizó. Nuestros datos
son de un pasado que no necesariamente al proyectarlos nos darán el resultado
esperado en el futuro. Vivimos en un mundo cambiante y veloz. Sin embargo,
tomarse el tiempo de pensar y reflexionar en una BUENA TEORIA, debe ser la guía para un futuro. En la ejecución de esa teoría,
los resultados nos darán la razón o no. A lo mejor cuando no resulta
exactamente lo que la teoría dice, resulta algo mejor aún (Serendipia).
Clayton
Christensen murió de complicaciones de leucemia, pero su profunda humildad al
enseñarnos a ser mejores, permanecerá por siempre.
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