Por Jorge Manuel Zelaya Fajardo
www.jorgemanuelzelaya.com
Octubre 1, 2019
Desde el punto de
vista numérico, 20 años podrían definirse como 7,300 días ó un equivalente a
175,200 horas. Desde el punto de vista emocional, podrían definirse como una
sinfonía de historias, experiencias y aprendizajes de todo tipo. Pero, si
hacemos honor al brillante físico judío- alemán Albert Einstein (1879-1955),
la relatividad debe considerarse. Lo
anterior debido a que 20 años es un valor numérico casi infinitesimal comparado
con los 13.7 billones de años desde el Big Bang o con la aparición del ser humano en la tierra
(o sus ancestros, propiamente dicho) hace 6 millones de años.
En virtud de lo
manifestado, en estas breves líneas quisiera compartir algo muy especial para mí.
En septiembre de 1999 (hace exactamente 20 años), impartí mi primera
clase de maestría en el sistema de educación superior en mi país, Honduras.
Aunque comencé muy temprano a dar clases (de inglés como segunda lengua a
mis 18 años), realmente mi aventura docente tomó otro rumbo al dar clases
de posgrado.
En definitiva, y
después de prueba científica, con ejercicios experimentales de soporte, no hay
duda que soy mucho mejor andragogo (maestro de personas adultas) que
pedagogo (maestro de infantes y adolescentes). Desde el punto de
vista del “management” contemporáneo, y haciendo uso del argot técnico de
mercadeo, encontré mi “nicho de mercado”. Aunque siendo
perfectamente honesto, decidí dar mi primera clase de maestría a mis 31 años
porque sabía que sería un reto nada fácil. Divertido, pero nada fácil;
emocionante, pero nada fácil.
El viaje de los
20 años de docencia en maestría no podía ser más especial. El viaje me ha
llevado a experiencias casi inverosímiles que van desde dar una clase a las 5am
y otra un sábado completo de 1pm a 10pm, a darle clases a un padre de familia
en una promoción y darle a su hijo en otra unos pocos años después. Desde examinar
compañeros míos de la escuela hasta darle clases (no de medicina, por
supuesto) a doctores en medicina. Desde tener en el aula a alumnos 20 años
mayores que yo, hasta tener (precisamente este año) un alumno que tiene
la edad de mi hijo mayor.
Ahora bien, si
tuviera que resumir algo de lo aprendido al dar poco más de 100 cursos para unos
2000 alumnos en 3 universidades y en 7 ciudades de mi país durante los últimos
20 años, sería lo siguiente:
Primero, cada estudiante
es un campeón en potencia, un genio por descubrir, una estrella por destellar,
un máximo potencial por alcanzar. Ellos no lo saben, no lo creen o están
distraídos. Es tarea del maestro hacérselos saber.
Segundo, Kaizen se
convirtió a en una de mis palabras favoritas. Al darme la oportunidad de
impartir la clase Gestión de la Calidad, descubrí el concepto japonés de KAIZEN,
definido como mejora continua o cambio bueno. Ese concepto cambio mi óptica de ver la vida. Todos
debemos aplicar kaizen en nuestra vida personal y profesional. Cada uno de mis
estudiantes la recordará siempre, lo puedo garantizar.
Tercero, liderar no es lo mismo
que gerenciar. Son universos diferentes, a veces complementarios y a
veces no. Al recibir clases, aprendí gerencia, al dar clases aprendí liderazgo.
Y el vocablo se ha convertido en una pasión para mí.
Cuarto, la imaginación se
manifiesta en creatividad e innovación. Los maestros somos TREMENDAMENTE
responsables de que nuestros alumnos no se vuelvan aburridos y monótonos al
hablar, al pensar, al sentir y sobre todo al poner en práctica lo aprendido en
la vida diaria.
En resumen, si me atrevo a
extrapolar estos 20 años de docencia a mi vida personal podría concluir (con
un poco de sabor artístico-poético-literario) que la vida es frágil:
sin embargo, el amor puro puede ser una buena varilla de refuerzo. La vida es
complicada: sin embargo, la esperanza puede ser una forma de enfrentarla. La
vida es corta: pero la alegría puede alargarla un poco.
Gracias a Dios
padre por estos 20 años. Hoy inicio mi
viaje de los próximos 20.
MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR SU EXPERIENCIA. TAN FÁCIL DECIR 20, PERO ES UN RECORRIDO MARAVILLOSO DE MUCHO SACRIFICIO.
ReplyDeleteUSTED PONE EN PRACTICA LO QUE DIOS LE HA DADO. 1Pe 4,10.
FELICIDADES!!! A COMENZAR LOS OTROS 20.
MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR SU EXPERIENCIA. TAN FÁCIL DECIR 20, PERO ES UN RECORRIDO MARAVILLOSO DE MUCHO SACRIFICIO.
ReplyDeleteUSTED PONE EN PRACTICA LO QUE DIOS LE HA DADO. 1Pe 4,10.
FELICIDADES!!! A COMENZAR LOS OTROS 20.