Por Jorge
Manuel Zelaya Fajardo
www.jorgemanuelzelaya.com
Marzo 13, 2019
La primera vez que escuché hablar de Viktor Frankl (nacido el 26 de marzo de 1905, fallecido el 2 de septiembre de 1997)
fué a principios de la década de los noventas al leer el libro los 7 hábitos de
la persona altamente efectiva del reconocido autor Stephen Covey. De inmediato quedé profundamente
impresionado de la odisea por la que atravesaron él y algunos de los miembros
de su familia, en los campos de concentración de Auschwitz principalmente,
aunque estuvo en varios más durante la Segunda Guerra Mundial.
Frankl provenía de una familia judía de clase media
establecida en Viena, Austria. Desde muy temprana edad demostró una natural
habilidad para todo lo relacionado con la mente humana, llegando a estudiar medicina
y graduarse de la especialidad de neurología y psiquiatría en 1937. De hecho, su
carrera profesional iba en ascenso cuando fué deportado en 1942 junto a su
familia. Durante los años siguientes, en diferentes ubicaciones y momentos, fué fiel testigo de las atrocidades y vejámenes contra los que se encontraban
recluidos en los campos de concentración Nazi. Pudo ver, sentir y vivir en carne
propia el dolor de la muerte de sus seres queridos de manera violenta e
inhumana (su esposa Tilly, su madre Elsa y
su hermano Walter fueron asesinados).
Sin embargo, lo que Frankl descubriera en cautiverio se ha convertido talvez en
una de sus más grandes contribuciones a la humanidad. Él llegó a comprobar que el
sentido de propósito en un ser humano le brinda la mayor y más sublime
motivación de su existir. Descubrió que
el ser humano puede soportar inhumanas condiciones, inconcebibles sufrimientos y
magnánimos obstáculos si su vida tiene un propósito final, un sentido real y
una contribución para con los demás. Él mismo, una noche en una fría prisión después de ser torturado física, mental y emocionalmente, solo y en una sórdida
oscuridad, se dió cuenta de que los Nazis podían quitarle absolutamente todo,
pero NUNCA podrían quitarle la libertad de escoger. La libertad de escoger como
responder a las atrocidades perpetradas contra él.
Frankl fué liberado en 1945 y logró vivir hasta cumplir
los 92 años de edad. Su trabajo profesional fué realmente sobresaliente: 39 libros
traducidos en 49 idiomas, siendo el más destacado: El hombre en busca del sentido:
Un libro considerado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos como uno
de los 10 libros más influyentes en la nación del norte, vendiéndose 10 millones
de copias en 24 idiomas.
Considerado como el padre de la logoterapia, una forma del análisis existencial,
Frankl redireccionó su vida después del Holocausto. Su visión siempre fué clara. Su misión no siempre fácil; pero su propósito fue
siempre el mismo: comunicarle al mundo que el sentido de propósito de cada individuo,
entendido e internalizado por cada ser humano, es su motor de vida.
Nunca
pude conocerle personalmente al notable neurólogo y psiquiatra austríaco; pero
gracias a las conferencias TED, cualquiera de nosotros puede disfrutar de un
corto segmento de una de sus clases de 1972, que bajo el nombre de “Porqué
creer en otros” nos
brinda 4 minutos de un magistral aprendizaje.
En virtud de lo anterior, prometo retirarme a mi
laboratorio de pensamiento para tratar
de armonizar tres variables que Viktor Frankl ha despertado en mí: X= Motivación Intrínseca, Y = Propósito o sentido de vida y Z = Felicidad. No estoy seguro como se formula una ecuación con
dichas variables; pero
estoy completamente convencido que tienen una relación directa para una mejor calidad de
vida de cualquier persona en cualquier latitud hoy en día.
Excelente reflexión, sin duda alguna ese propósito nos permite sobrevivir a las diferentes adversidades que nos enfrentamos y seguir adelante, es de hecho lo que le ha permitido al ser humano seguir en este mundo, gracias Ing.
ReplyDeleteExcelente!
ReplyDeleteMe pareció estupendo, ya que al leer sus escritos nos hace detenernos y reflexionar si realmente vivimos el día día tendiendo presente un propósito. Así mismo V. Frankl es un ejemplo de que los obstáculos son mentales, y nosotros somos dueños de nuestros propios pensamientos y acciones, sin importar cuan difícil sea alcanzar nuestras metas y objetivos siempre debemos de buscarle sentido a la vida.
ReplyDeleteMuy agradecida Ing. Zelaya por darnos la oportunidad de poder ser partes de este poseso de aprendizaje con sus magnificas reflexiones.
Karol Reyes.
Maravillosas conclusiones para enfrentarse a la vida, totalmente de acuerdo con su análisis sobre Viktor Frankl y los aportes a los Logoterapia.Gracias Ing. Zelaya por compartir tan valiosas reflexiones. Éxitos y bendiciones.
ReplyDeleteDunia Argentina Benítez
Sin duda alguna una magnifica reflexión, algo para recodar y aplicar cuando vienen esos días que comúnmente llamamos ''grises'' esos días en los que creemos que todo y todos conspiran contra nosotros, si tenemos un propósito de vida, tenemos deseos de superación, de avanzar, de levantarnos y seguir luchando hasta lograr eso que nuestro corazón tanto anhela.
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